La palabra ¨bautismo¨ es una palabra griega que significa ¨zambullir¨ o ¨sumergir.¨ La idea se encuentra muchas veces en la Biblia. Naaman, por ejemplo, fue mandado a zambullirse siete veces en el río Jordán para ser limpiado de la lepra. (2 Reyes 5:14) Sacerdotes judíos se lavaban en un pozo grande antes de entrar en el Templo. (2 Crónicas 4:6) Una persona limpiada de la lepra tuvo que lavarse en agua antes de poder entrar nuevamente en el campamento. (Levítico 14:8) Los que tocaron cualquier cosa inmunda fueron requeridos a lavar sus cuerpos con agua. (Levítico 22:6) Etc.
Juan el Bautista vino predicando el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. (Marcos 1:4) Como ya hemos dicho, la idea de zambullirse en agua y limpiarse, no fue nada nuevo para el judío devoto. Muchísimas personas recibieron el bautismo de Juan: (Mateo 3:5-6) "Entonces salían a él Jerusalén y toda Judea y toda la región del Jordán, y confesando sus pecados eran bautizados por él en el río Jordán." Jesús mismo fue bautizado por Juan:
(Mateo 3:14-17) Pero Juan procuraba impedírselo diciendo: --Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: --Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces se lo permitió. Y cuando Jesús fue bautizado, en seguida subió del agua, y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. Y he aquí, una voz de los cielos decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia."
El bautismo es el Sacramento necesario para nuestra salvación, pues Dios no nos ha revelado a los hombres otro camino de salvación que la incorporación a la Iglesia de Cristo por la fe y el Bautismo. Los padres que piden el Bautismo para sus hijos recién nacidos, iluminados por la gracia del Espíritu Santo, están respondiendo por su fe al Evangelio de Cristo.
Los niños son bautizados en la fe de la iglesia y es la comunidad cristiana que los bautiza, y dentro de ella los padres y padrinos, los que profesan la fe y se comprometen a educar a los niños cuando tengan capacidad para ello en esa misma fe que ahora reciben como un don de Dios.
Es por ello que para poder bautizar a un niño es necesario que haya suficientes garantías de que va a ser educado convenientemente en esa fe en la que ahora se le bautiza.